El D-Mer o Reflejo de Eyección de la Leche Disfórico (NT: del inglés, Disphoric Milk Ejection Reflex) es una condición fisiológica y no psicológica donde la bajada de la leche durante las tomas produce un fuerte “bajonazo” de dopamina generando una sensación de tristeza, miedo, enojo en la madre durante las tomas y parece más frecuente entre las mujeres que dan el pecho de lo que nadie antes se habría imaginado.
Cuando una madre lactante sufre de D-MER habitualmente comienza a tener una breve aparición de sentimientos negativos que preceden a la bajada de la leche, al cabo de una semana de iniciarse la lactancia y coincidiendo con el establecimiento de la lactogénesis II o III. No está provocado necesariamente por el contacto de la boca con el pezón; puede pasar también cada vez que se activa el reflejo de eyección de la leche por reflejo condicionado (al quitarse el sujetador u oír llorar a un bebé), por la estimulación del pezón (por el bebé o por la extracción de la leche) o por bajadas espontáneas. Esta reacción emocional aparece de pronto y de manera muy intensa en forma de una fuerte oleada que se disipa después de que la leche se haya liberado del pecho. Dependiendo de la intensidad del D-MER, este puede repetirse en cada bajada posterior.
Esta condición está bastante alejada de la depresión postparto. De hecho, la mayor parte de las madres que sufre D-MER no tiene ningún tipo de desorden postparto en absoluto y se sienten muy felices y normales hasta que se activa el reflejo de eyección de la leche (MER). Estas emociones, que surgen de repente y de la manera más injustificada, hacen que se sientan confusas; se sienten solas, como si fuesen la única mujer que experimenta esta sensación mientras amamanta, como una mala madre por su reacción emocional y, aunque unos minutos después tras la liberación de la leche se sientan bien, les queda en general una experiencia muy desagradable de la lactancia. Viven en un mundo en el que les da terror la siguiente toma porque tendrán que pelear con los intensos y nebulosos demonios emocionales1. Es una montaña rusa emocional que para una madre lactante con D-MER se repite de 9 a 15 veces al día.
Cuando se inició la investigación sobre el D-MER, esta comenzó simplemente encontrando y reconociendo que un gran número de madres lactantes lo estaban experimentando. Lo que resultó muy sorprendente es que cada una de ellas pensaba que estaba sola en su experiencia ya que nadie hablaba de ello. ¿Cuál era el motivo de que estas madres no hubiesen dado el paso y hubiesen preguntado qué es lo que estaba mal? ¿O si al dar el pecho no deberían sentirse de otra manera?
Probablemente el motivo haya sido que el mensaje que reciben las nuevas madres es que al amamantar deberían sentirse maravillosamente bien, en una nube, amorosas y maternales. Así que cuando en vez de eso se sienten oscuras, frías y hostiles, se ven a sí mismas como “raras”, como alguien “no normal” o como una “mala madre”.
Las madres también saben que si plantean este tema en una conversación con un profesional serán cuestionadas sobre su estado psicológico. Sin embargo, cada madre que experimenta el D-MER tiene la sensación interna de que es hormonal, tiene la creencia innata dentro de ella de que tiene que ver con su cuerpo, no con su mente. (Información de apoyo Crianza Natural)
El reflejo de eyección disfórico de la leche no es algo muy conocido, no todas las madres han oído hablar de ello (ni todos los profesionales). Por eso las madres que lo sufren, sobre todo si desconocen qué les está ocurriendo, suelen sentirse culpables por tener esos sentimientos, desconcertadas y decepcionadas con la idea idílica que tenían de lo que suponía amamantar a sus hijos, temerosas de la siguiente toma, y en definitiva se sienten solas y perdidas. ¿Por qué me siento tan mal por momentos, si yo deseo amamantar a mi pequeño y lo quiero con locura?
Por eso es bueno informar a las madres sobre esta disforia abrupta, para que le puedan poner nombre a lo que les sucede, que conozcan qué lo produce, para que sepan que lo que sienten no es algo que puedan controlar (como he dicho antes, es fisiológico) y que no están solas ya que sucede más a menudo de lo que creemos. De hecho, con mucha frecuencia el D-MER no ha sido reconocido, ya que la madre no lo ha asociado a las subidas de la leche y muy habitualmente se ha confundido con una depresión postparto. Es importante que las madres puedan hablar de ello y pidan ayuda para tratar de solventar o paliar esos sentimientos tan intensos y negativos, que pueden enturbiar su lactancia.
En ocasiones sólo con el hecho de saber qué les sucede algunas madres pueden sobrellevar el D-MER. Dependiendo del nivel de D-MER que sufran pueden encontrar ayuda en tratamientos naturales o en un el cambio de costumbres; mientras que las madres que sufren un nivel más grave pueden intentar encontrar con ayuda médica una medicación que les vaya bien para incrementar sus niveles de dopamina.
Por desgracia, si no sabemos lo que nos sucede, si no tenemos ayuda ni apoyo, si pensamos que somos un bicho raro o simplemente tenemos sentimientos tan desagradables, es normal verse sobrepasada y decidir un destete. Por eso insisto siempre en la difusión de información contrastada y en compartir siempre lo que nos sucede, que no nos de miedo hablar de lo que nos pasa, porque comprobaremos que no estamos solas.
Para más información, fuentes o apoyo para madres con D-MER, especialistas en lactancia y sanitarios dirígete a www.d-mer.org